La dificultad de ser mujer y
estar en la Política
Por Constanza Cárcamo
Las mujeres de a poco han triunfado en la política,
ungidas como herederas por sus maridos o hermanos.
Son varias las ocasiones en que veo televisión
nacional, sin embargo, hace unos años, en una de esas escasas oportunidades,
prendí el televisor a la hora en que parten los noticieros del medio día, caí
obviamente en la sección de entretenimiento, que en realidad es la carne que
nos ofrecen los informativos desde que los canales decidieron no informar sino
divertir, como los payasos.
En la pantalla había una niña de no más de 12 años,
de un pueblo cercano a la VIII región, si mal no lo recuerdo era Lota que
estaba siendo entrevistada y le preguntaban: ¿Qué quieres ser cuando grande?, le preguntó la periodista, una hermosa
morena de esas que abundan en la televisión y que parecen más que periodistas,
modelos de pasarela. “Reina de belleza”, respondió.
La respuesta me llegó por sorpresa y con el pasar
del tiempo me indigna cada vez más. Una sociedad en la que las niñas sueñan con
ser reinas nos debería avergonzar o más bien, cuestionar. No tengo nada contra
los reinados pero sí contra el imaginario que encarnan las reinas de belleza:
una mujer que aprende a ser medida por el tamaño de su cintura y no por su
preparación; una mujer objeto y no sujeto, una mujer hecha para adornar y no
para ser protagonista de su propia vida o para marcar un diferencia
Hoy en día aunque el número de mujeres que hoy
asisten a las universidades representa una auténtica revolución educativa, los
estudios de la ONU demuestran que en materia de participación política las
mujeres están poco a poco influyendo cada vez más, claro es el ejemplo de la
actual Presidenta Michelle Bachelet, pero aun así, siguen un paso más atrás que
los hombres, y que a pesar de que son muchas las mujeres que trabajan como los
hombres, estas reciben un sueldo inferior y no llegan a ocupar puestos de
decisión.
Ese ideal de mujer perfecta, ha conseguido triunfar
en la política. Las pocas mujeres que han llegado al Congreso a quedarse en los
últimos años lo han hecho por merito propio o por movimientos estudiantiles,
claro es el ejemplo de Camila Vallejos y Karol Cariola
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